La tierra gira, impersonal, tranquila,
Se alimenta de dolor, pasión, amor, vigor
es espectadora de nuestras lágrimas,
pero no se detiene a secarlas.
Continúa en su actividad rotatoria.
La imaginación nos engendró a nosotros y nosotros a ella,
así sucesivamente siguiendo la lógica del principio y el fin,
del huevo y la gallina,
de si pienso y luego existo,
si existo y luego pienso
o si ya no pienso, sólo existo.
Ya el tiempo desvistió todo lo que alguna vez tuvo vestido,
ya nos habitó y nos desoló jardines y patios
a esta existencia tan intempestiva
pero tan casualmente correcta,
no sabemos todavía si amarla u odiarla
Finalmente y para comenzar:
De una competencia entre millones venimos
y para una competencia habremos de morir,
luchando para no ser olvidados y fecundar la inmortalidad.