martes, 29 de marzo de 2016

Primer día

Muy fuerte e invencible.
Después muy adolorida, los segundos pasaban como eternidades desfragmentadas dentro de otras eternidades, escuchaba el palpitar del corazón del tiempo, latido a latido.

Mi cabeza no podía escapar de mí. Traté de ser como todos. Traté de no escurrirme.
Pero la muchedumbre y su alegría no lograron contagiarme, sólo lograron derribarme y desear la soledad.

En un balcón sentí mi alma, el viento me acariciaba, pero era una caricia que me hacía sentir expuesta, que sentía que me tumbaría, sentía que el lugar en donde estaba sentada era frágil como mi interior, y que en en cualquier momento se derrumbaría.

La alegría sólo es el preludio de momentos de dolor. ¿?
La alegría sólo nos va contando qué tanto nos dolerá después de que se marche.


A pesar del nudo en la garganta y en el corazón y en las entrañas, por el intento fallido de amar con ganas; mi corazón es fuerte y sabe que el tiempo está a mi favor.

No me interesaba escribir algo bien escrito, qué me importan mis seguidores, sólo me importa acordarme de mis pesadillas después y mandarlas a la caca.

martes, 22 de marzo de 2016

Luchamos por ser uno

Me huyes, te huyo.
Te ahuyento me ahuyentas.

Meto una pierna, saco la otra,
Meto un brazo, me quito el otro.

Meto mi corazón, luego lo aplasto.
Gritas y te arrepientes.


Soy, te molesta.
Eres, me molesta.

Soy, me admiras.
Eres, Te amo.


Soy,  me confundo.
No soy, me perdono. 
Quiero encontrarme con la simpleza que un día de oscuridades me consoló 

Una bolsa flotando y girando en las corrientes de aire frío era lo único que me perseguía 

Era lo único que se aferraba a mí. 


Un objeto inanimado que me acompañaba en mi camino me hacía sentir necesaria, irremplazable para el universo. 

viernes, 4 de marzo de 2016

Me sentí

Entre amarme u odiarme yo decido amarme. Y es difícil poner en palabra lo que difícilmente podemos poner en pensamiento.
 Sólo puedo decir que ME SENTÍ, en una noche donde sólo se puede sentir miserableza y confusión, yo ME SENTÍ.

Sentí la mujer que apenas y puedo ver yo en ocasiones, la mujer que por dentro sufre conmigo, espera por mi abrazo y por mi perdón.

Nos abrazamos y lloré todo un océano sobre ella, lloré porque me sentí sola en el mundo pero más habitada que nunca. Lloré porque nadie sobre la faz de la tierra comprende la complejidad de lo que soy; más que ella.

 Lloré porque en una oportunidad para rasgarme, odiarme y declararme la guerra, sólo tuve valor de tirarme sobre su alma, de extenderme sobre su espíritu, de quitarme las ropas y dejar al desnudo la totalidad de lo que soy.

Me abracé y me amé con todas mis fuerzas, no pronunciando ni una sola palabra de reproche; porque en silencio, en llanto y en abrazo comprendíamos nuestras luchas.

 Comprendíamos que en el universo podemos tener seres que nos amen de verdad, pero jamás nadie nunca podrá participar de una noche a solas con nuestro pasado, nuestro presente, con nuestros rincones, nuestros relieves, nuestras cúspides y declives, con nuestros miedos, nuestras fealdades, nuestras bellezas, nuestras inocencias, ni con la plenitud de lo que somos, y por tanto, nadie nunca nos aceptará incondicionalmente.

 Cuando sentimos que estamos en armonía con sí mismos, el caos de afuera e incluso nuestro caos pasa a ser una vaga contemplación al lado de un verdadero amor.