En el afán se van enredando mis pies con la maraña que se me olvidó limpiar antes de tener la osadía más cobarde de todas y lanzarme a correr.
Volvió el viento de paz que de fondo trae una melodía suave y delicada que me abraza el alma, me acaricia el corazón y me dice que me acuerde a quién pertenece el papel y el lápiz, me dice que no cometa el peor de los crímenes, que ponga cuchillo a mi dolor y no le permita hacerse vida.
Soy tan grande cuando lo recuerdo.
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