viernes, 10 de enero de 2014

O

Y allí estaba yo, con las secuelas de mi despedida…
Allí estaba yo con el silencio que grita lo lejos que estoy.
Allí estaba yo con las memorias de las alentadoras palabras que me recitaron mis mujercitas, ahí estaba yo recibiendo una llamada , una invitación , una cita de padre e hija , como si Dios mismo hubiese puesto en su corazón hacerlo en el momento indicado para salvar mi noche, para salvarme de que el corazón se me parta en pedacitos más pequeños.
Corazón de porcelana….
Y ahí estaba yo, sirviendo un vaso con agua , eligiendo el consuelo en las cosas pequeñas, como un chocolate. El más negro de toda la bolsa de chocolates.

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