lunes, 20 de abril de 2015

¿Recuerdas cuando la felicidad estaba al alcance de mis manos jugueteando sobre los pedazos de lluvia recién caídos sobre los carros?

¿Recuerdas cuando íbamos descubriendo nuevos sabores de dicha, en lo simple, en lo sencillo, en lo absurdo?

Pues ahora la felicidad nos saluda de lejos, mientras caminamos con nuestro millar de líos, nos saluda de lejos y nos invita a que la probemos, que la probemos de nuevo como la solíamos probar, con nuestro sentido agudo del gusto. Un gusto que el exosto (la ache se me escapa en la duda) ahumado y molesto de la vida nos ha distorsionado.

Prueba una bocanada de felicidad. Pruébala. 

La vida vale la pena lucharla de tu mano. 

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