martes, 19 de mayo de 2015

Escupen paz.

Al encontrarnos con un flagelo tan enorme como el tema del conflicto, las negociaciones de paz y todo ese rollo, nos encontramos también con una cantidad de individuos que se disfrazan de pretensiones benéficas, de  pioneros y héroes de un mundo mejor. 

Van derrochando discursos muy nobles acerca de su ardua labor, con tablas y números van alardeando de la efectividad de sus estrategias.

Hablan de la paz con una frescura increíble. Como que es algo que estamos a punto de lograr, ¡sí señores! La paz se avecina ahí a la vuelta de la esquina donde viene Diego rumbeando.


Y en la otra esquina un  público inerte, sin escrúpulos. 

Prometo que es sin escrúpulos. Nadie tiene dudas. 
A nadie se le ocurre preguntar a estos estudiados profesionales del conflicto armado acerca de qué está ocurriendo allí, en su élite, en su clan de superhéroes, (eso por si a los señores profesionales se les ocurre, tal vez, decir algo que no sepamos.)


Contemplé la masacre más evasiva en la historia de mayo. 

A mí no me engañan, a mí me querían vender política. 
Presumiendo de sus magníficos resultados y del magnífico trabajo de sus organizaciones, como siempre, con fines en los que ustedes son los beneficiados. 

¿Dónde carajos se escondió la respuesta a mi pregunta? 

Les interesa mucho que los desmovilizados se re integren a la sociedad pero no tienen por ningún lado un plan específico que incentive a la comunidad en general hacia el perdón y la inclusión, hacia una comprensión más extensa del conflicto, hacia una reconciliación y una comprensión real de las condiciones de víctimas, victimarios y espectadores. 


La guerra ha causado un daño catastrófico en los corazones y mentes de los colombianos y por ésa salud nadie se preocupa, los que deberían hacerlo están muy ocupados convenciendo al pueblito de que el gobierno va por muy buen camino.


Qué triste, qué triste que no seamos capaces de pararnos a decir que estamos inconformes. 
Qué triste que hablemos del post- conflicto cuando ni siquiera tenemos claro el por qué de la guerra, cuando ni siquiera la mitad de los colombianos hemos logrado ver allí, justo en el meollo de la herida de esta barbarie de años.
Se me van las ganas de escribir....



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