domingo, 24 de abril de 2016

Sombrillas

Yo creo que la lluvia llega con intención de mojarlo todo. No me parece que sea tan inocente, tan entregada al azar.
La lluvia presenta un concierto que no se escucha muy improvisado.
Parece que le gusta molestar a las personas ocupadas. ¿Cuáles son las personas ocupadas?
Bien, por ejemplo a ésa mujer que se levantó esta mañana de madrugada para arreglar su cabello, no tenía con qué desayunar, pero como fue posible compró un tratamiento equivalente a tres huevos, dos pastillas de chocolate y un pan, con la intención de lucir un cabello presentable (porque con las nuevas demandas del mercado laboral, si usted es joven e inexperto, por lo menos tenga un buen cabello)... además de todo desventajado, porque se lo heredó a su madre: Hermione(Germajoni)  versión criolla.

La joven mujer carecía de buenas pestañas y sin pestañas no hay paraíso. Entonces se aplicó cinco capas de rimel, se las encrespó con una cuchara caliente, se aplicó maquillaje, se vio al espejo y se dijo ¡Hoy es mi día!  Lo que la pobre no sabía, era de la suspicacia de la lluvia. La lluvia es malévola y cruel, vista desde los ojos con pestañina y delineador, pero si la vemos con ojos poéticos nos conecta con lo sublime.

Sí, la pobre mujer así como cualquier persona: no puede mojarse,  porque también en el siglo XXl se prohibe que el agua moje. Y si usted llega mojado, no sirve. Y así es como las sombrillas nacieron.

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