Sabe a gloria el calor que emana de ése abrigo.
¿Por qué no se lo puso antes esa necia mujer?
Siempre olvida el abrigo en el invierno y cuando el abrigo la vuelve a abrazar; para ella el granizo ya no es granizo, el viente frío y doloroso se vuelve cálido, se eterniza el momento.
Y entonces se repite a ella misma una y otra vez que ése abrigo es lo mejor que le pudo haber sucedido en toda su vida.
Abraza fuertemente el abrigo y le pide que nunca se desenrede de ella. ¡NUNCA!
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